Les comparto la reseña del maestro Eligio Coronado González de "77 Los últimos recuerdos de una vida pasada", contiene SPOILERS.
Estimados amigos: espero les guste esta reseña que publiqué hoy en el 15 Diario.com:
77: LOS ÚLTIMOS RECUERDOS DE UNA VIDA PASADA
Por Eligio Coronado
Monterrey.- «77: Los últimos recuerdos de una vida pasada» de Arturo Hernández Fuentes (Monterrey, N.L., 1982), es una novela violenta, como los tiempos que corren. Miguel, su protagonista vive siempre entre la siguiente paliza y la amenaza de muerte, destino al que no puede escapar. Y si escapara, su pareja (Megumi) lo pagaría.
En un clima mortífero, Miguel debe aclarar las cosas con su jefe, el Sr. Dipp, y huir con su novia o morir en el intento. Antes salvará a un perro, será amenazado por un vecino quisquilloso, recibirá la visita del brazo ejecutor de su jefe (El Mazo), un amigo (Marcos) le prestará una pistola, hablará con Megumi y noqueará a Ezequiel, guardespaldas de su jefe.
El ritmo vertiginoso de la narración es adecuada para transmitir el peligro inminente en que vive Miguel y el medio pantanoso en que se desenvuelve.
¿Quién es Miguel y por qué se encuentra en estos problemas? Pues Miguel (o Stevie, según su jefe, o Lucy, según El Mazo) es un delincuente que desea regenerarse, pero su jefe no lo permitirá. Pesa, además, una fuerte cantidad de dinero cuya desaparición se le achaca.
La trama se resuelve sorpresivamente cuando su amigo Marcos y El Mazo intentan derrocar a su jefe (Dipp), pero fallan. Miguel es liberado de sus “culpas” y puede irse con su amada.
Antes regresa a su casa y encuentra una mochila con dinero y unas enigmáticas cartas donde su jefe le habla de sus padres. Camino al aeropuerto el destino le tiene una última prueba: verse involucrado en el asalto a una tienda donde se detiene a pedir un teléfono.
Dos delincuentes (John y Teo), el primero con un inverosímil vocabulario educado y el otro un gatillero veloz, matan a la dependienta y deja heridos a Miguel y a un amigo. A punto de morir, Miguel es salvado por el perro que él había ayudado el día anterior.
«77: Los últimos recuerdos de una vida pasada» se resuelve favorablemente con el encuentro del protagonista y su amada, la cual nunca estuvo en verdadero peligro porque Miguel la mantuvo al margen, como indica la tradición caballeresca.
Aunque el pasado se le presenta a Miguel para cobrarle la “factura” pendiente (la de su historia delictiva), hay que admitir que éste tiene derecho a recomponer los hilos rotos por sus malas acciones.
Además, se rehabilita por amor. Megumi funciona como tabla de salvación de este náufrago irredento que, al verla, supo que había otra realidad más habitable y conveniente para su, ahora ya maduro, espíritu: “A veces pienso si el sacrificio valió la pena, después veo hacia atrás y observo en mi mente ese instante y me doy cuenta que sí. Y aunque ahora todo es un simple recuerdo distante en mi memoria, es algo que hace que haya valido la pena vivir” (p. 132).
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*Arturo Hernández Fuentes. «77: Los últimos recuerdos de una vida pasada». [Monterrey, N.L., Ed. de Autor, 2018]. 137 pp.
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